¿Qué Onda? es una pregunta abierta y en cada episodio tiene distintas respuestas. Todas se hacen cargo de la explosión de la música latina en la industria global y sus conexiones con España. A los mandos están el porteño Alan Queipo, que vive en Madrid desde que huyó de las garras del corralito y acabó atrapado por la melomanía más transversal y kamikaze, y el madrileño José Fajardo, quien ha pasado los últimos años en Colombia rastreando ritmos sudorosos como la champeta o el currulao.
"¿Qué onda? de Radio Gladys Palmera identifica los sonidos contemporáneos de Iberoamérica, donde en los últimos años se ha producido una revolución cultural juvenil cuyos ecos resuenan en todo el mundo. Apunta a los géneros bastardos, allá donde reggaetón, cumbia, dancehall y dembow se cruzan sin prejuicios con r&b, techno, hip hop y flamenco. Los propios Alan y José nos han traído su selección de videos que más les han gustado del pasado mes. Allá van
Marilina Bertoldi – La Cena
Icono del nuevo rock latinoamericano, y la artista que ha roto con la hegemonía machodominante de un rock argentino que comenzaba a oler a naftalina y a pollavieja. Marilina Bertoldi es una auténtica revolucionaria del rock en castellano, como demostró en sus últimos álbumes (especialmente exitoso fue su “Prender un fuego”); pero en “Mojigata”, su regreso tras tres años de silencio discográfico, desarrolla nuevas texturas que la ubican en un espacio equidistante entre Patti Smith, Lenny Kravitz, PJ Harvey y Prince. Reina de reinas.
Elsa y Elmar, Bruses - qué voy a hacer conmigo???
Puro pop para tomarnos todo un poco menos en serio en una época en la que nuestra realidad parece tan drástica. Dos generaciones de mujeres juntas desde dos de los países con escenas musicales más potentes ahora mismo: Colombia y México. Melodías pegadizas y sentido del humor, ¿para qué pedirle más a la vida?
Caloncho – Naranjita sí carnal
Se siente eufórico y quiere bailar. No lo decimos nosotros, lo dice él en su nuevo single. Y es que el mexicano siempre ha tenido un registro más al calor de un surfpop luminoso para tumbonas vacacionales; pero lo cierto es que sus últimos movimientos han ido más en favor de las máquinas que suenan a guitarras y a la pista de baile, como demuestra esta gema tan pop como experimental con la que sorprende y, esperemos, sea el principio de una gran amistad con su nuevo registro.
Los Aptos - Confiar En Mí
El sad sierreño y los corridos tumbados son un fenómeno aspiracional entre la juventud mexicana (o chicana). Estos sonidos parten de la tradición (recuperan la música que suena en las rancherías de la frontera con Estados Unidos y usan instrumentos acústicos) y se mezclan con la actitud y forma de cantar del hip hop y la pose emo de los sad boys de la Generación Z. Los Aptos parecen unos críos (lo son) pero ya suenan especiales con ese eco lejano a Ed Maverick y Cuco.
CA7RIEL & Paco Amoroso – Paga Dios
Tras convertirse en 2019 en uno de los proyectos bisagra de un urban argentino que incorporase a su fandom a la cultura rock y se los definiera como “los herederos de Illya Kuryaki & the Valderramas”, la dupla que formaban los argentinos CA7RIEL y Paco Amoroso parecía haber llegado a su fin con la pandemia. En estos últimos dos años se habían dedicado a publicar sencillos por separado, e incluso acabaron el 2021 presentando sendos álbumes en solitario. Por eso es una sorpresa especialmente agradable que hayan decidido alternar ambas facetas (en solitario y juntos) empezando a presentar canciones en coalición y anunciando una gira que los llevará por varios territorios de América Latina y España, además de sentar las bases de un sonido disco-funk playero y post-trapero, adictivamente pop y hasta con guiños a Nirvana. Maravilla.
Omar Apollo - Invincible feat. Daniel Caesar
¿Existe un sonido que represente a 2022? Bien podría ser el de Omar Apollo, un artista estadounidense de origen mexicano que se gasta un neo r&b que deja viejos a The Weeknd y Frank Ocean, tan elegante y sedoso que casi ni te das cuenta de que te ha atrapado, construyendo un nuevo pop que suena a futuro. Ya es el símbolo de la música que está por venir: sin etiquetas, sin géneros, sin fronteras.