No sé hacer Reels. Soy Psicóloga. Paso muchísimo tiempo consumiendo redes sociales, lo hago por diversión, por contacto social y porque me encanta reflexionar y darle una vuelta más a todo. Las redes me ayudan con esto, dado que se pueden analizar y explorar una enorme cantidad de fenómenos de comunicación de masas. Qué acontecimientos impactan, qué mensajes calan y se viralizan, con qué realidades se empatiza, de qué manera te posicionas respecto a un conflicto dependiendo de las redes que uses. Qué rangos o tipos de público usan más unas redes u otras dependiendo de lo que estas ofrecen.
Es algo fascinante… Y también una especie de justificación a mi “Yo de las 2:00 AM” haciendo scroll.
Eres psicóloga y te gusta la divulgación. Das la chapa a peña “que siempre quiso estudiar Psicología” (mira, yo prefiero poder pagar facturas, te digo) con cositas sobre las que pilotas. Que si un “Qué es la ansiedad” por aquí, que si un “Autoestima” por allá. Todo ello con un chorreo de tips, que ya se sabe que así entra mejor. Esto a mí no me da dinero (Si eres lista, Instagram da dinero). Sin embargo genera unos debates y unas interacciones guapísimas con las personas que te siguen y alimenta mis ganas de seguir siendo una frikóloga.
El caso es que a veces una decide ponerse modo nasty y meterse hasta las cejas en el barro. A veces escribo artículos de Psicología con una pizca de lo que me salga de las narices. Y a ver qué pasa. Que me gusta a mí alborotar el gallinero. Compartes ese contenido incendiario en varias plataformas. En cada una sabes que vas a atraer a un público determinado.
El caso es que a veces una decide ponerse modo nasty y meterse hasta las cejas en el barro.
Publicar en las distintas redes sociales es como quien sale de garitos por primera vez en Madrid. El primer día te engañan y entras en Tiktok y de repente eres vieja como una montaña y al más mayor le sacas 10 años. Y no te enteras de nada. Te miran raro porque no sabes bailar como toca hacerlo y no sabes cuándo hay que reírse porque nada te hace gracia. Otro día con los del curro terminas en Facebook y de repente pareces la nieta sobria de todos ellos. El Día de la Hispanidad. Después de la misa. Te pasas por Instagram y aquello no sabes por dónde te va a salir, sin contar con que el 70% de las que te leen son Psicólogxs como tú.
Por tanto si yo en cada uno de estos garitos entro con una camiseta a favor del aborto provoca reacciones muy homogéneas en Facebook, pero las provocadas en Facebook son muy distintas de las provocadas en Instagram.
Lo cual me lleva a pensar, que las redes sociales sirven para visibilizar, sí, visibilizar que existe un borreguismo tremendo. Una especie de pensamiento/opinión cada vez más polarizado y homogéneo entre los distintos sectores de población. Estos eslóganes si os paráis a analizarlos son la versión moderna del “No matarás”. Querida, nuestros valores sociales, lo que se supone que está bien y lo que se supone que está mal. Cada sector de población tiene los suyos y se reflejan en sus respectivas redes.
¡Que nos creemos muy modernas! Pero luego somos como las señores de primera fila de misa.
¡Que nos creemos muy modernas! Pero luego somos como las señores de primera fila de misa. Escuchamos un sermón cuyo contenido se compone de cuatro afirmaciones rotundas que suenan cojonudas y sin pensarlo dos veces: “compartir en mi historia”.
Y es que si nos damos cuenta, el formato de la información ha ido cambiando, menguando, optimizándose, haciéndose más visual, blablabla, demasiado texto. Literalmente. Demasiado texto. ¡CARIÑA! ¿Qué te crees que me saqué la carrera de Psicología viendo Reels? Y ojo, que una puede estar muy bien informada de un tema y ser una persona megareflexiva sin tener un título. No seré yo la que os escupa la titulitis (ya me la trago toda yo pa´mí).
A lo que me refiero es que nos hemos creído que podemos conocer la realidad a través de las redes sociales. Nos hemos creído que conocer o entender una realidad no es acercarse a ella, sino googlearlo. O buscar un hastag en lugar de acercarnos REALMENTE a esta realidad. La propia búsqueda de un acontecimiento, conflicto, información, en Internet y sobre todo en las redes sociales está totalmente sesgada. El propio proceso de búsqueda está diseñado para enseñarte la realidad a través de los ojos de quien te gusta verla. ¿Qué te mola Pérez Reverte? Pues las redes te dan la oportunidad de que veas la realidad a través del ideario de Pérez Reverte.
Nos hemos creído que si seguimos a los dos foodies que más seguidores tienen sabemos de comida.
Nos hemos creído que si seguimos a los dos foodies que más seguidores tienen sabemos de comida. Que si seguimos a los dos psicólogos más populares de Instagram sabemos de Psicología y si seguimos a Pérez Reverte somos expertos en la vida.
Entonces ocurre lo inevitable. Abrimos nuestras redes sociales y consumimos sin parar un sinfín de eslóganes vacíos de argumentos o razonamientos. Estos eslóganes vacíos, fáciles y atractivos me flipan porque así tengo cómo posicionarme cómodamente y cerrar la boca al que no piensa como yo. Y he de decir que las redes sociales son una fábrica de los eslóganes más terroríficos que he visto en mucho tiempo. Incluso aquellos que van destinados a criticar las propias redes. Porque cuando un eslogan se viraliza solo se repite, no se cuestiona, no se razona, no se desarrolla, no se construye, no muta. Sino que se vuelve vacío, rígido, carente de sentido.
Así, mientras la mitad de los usuarios gritan “¡Blanco!”, otros gritarán “¡Negro!”. Al que se le ocurre gritar “Gris” se le hateará hasta que se quiera cerrar la cuenta. Estamos tan acostumbrados a interactuar a través de redes que ya solo sabemos estar a favor o en contra de lo que leemos. Aceptándolo o rechazándolo rotundamente. En las publicaciones podemos ver: persona abanderada del Blanco comenta algo ocurrente en favor del Blanco o en detrimento del Negro, miles de likes. Persona abanderada del Negro comenta algo ocurrente en favor del Negro o en contra del Blanco, miles de likes. Sin embargo aquellas opiniones diferentes, que transitan entre unas obviedades vacías y otras, a esos se les lincha. Atrévete tú a sugerir que puede que exista el Gris. Los propios usuarios de las redes condenan el poner en duda lo establecido, es decir, condenan el diálogo, el cuestionamiento.
Considero y confieso que llevo un tiempo algo bloqueada en esto de la divulgación.
Las publicaciones de Instragram, los vídeos de TikTok o los estados de Facebook, no dan para reflexionar, porque su objetivo no es ese. Su objetivo es conseguir likes. Y estos no se consiguen haciéndote leer o reflexionar, sino sonando bien. Por ello la información se polariza, porque visualmente, en un primer impacto preferimos lo descarado, rotundo, atrevido, malsonante, polémico… Y breve. Sobre todo breve.
Considero y confieso que llevo un tiempo algo bloqueada en esto de la divulgación. Actualmente existen muchas herramientas que no piloto, pero es que aunque pilotase, no me da la mente para hacerlo. No puedo explicarte media carrera en un reel. No puedo resumir en cuatro frases en qué consiste la gestión emocional. Vale que soy de las que coge carrete y no para, no me escondo. Pero es que por otra parte, chica, ya no es que no pueda, no me da la gana. Porque resulta que mi objetivo es divulgar, pero los reels tienen otros planes.
Creo que hay contenido que no puede (ni debe) deformarse a toda costa para poder conseguir unos likes.
Demasiado texto.